Benjamin Bernheim ha recibido grandes elogios por su Werther de Massenet en el Teatro alla Scala. Hacía 4 décadas que la ópera francesa no se presentaba en el coliseo de Milán y las precedentes ediciones, protagonizadas por Alfredo Kraus, se remontaban a 1976 y 1980. Bernheim ha conseguido una interpretación sobresaliente que ha sido alabada en las principales revistas de ópera.
Recopilamos algunas de las reseñas más destacadas, ¡enhorabuena!
"El tenor francés de 39 años maneja su voz, de caudal más que suficiente y de color un tanto nasal, con gusto exquisito, resultando estilísticamente perfecto con el uso de sonidos mixtos, desde un entonado falsete a una proyección de forza emitida con arranque y valentía. El tenor opta además por una pronunciación y articulación moderna de la lengua gala (como también practica Roberto Alagna, otro gran Werther) con erres redondeadas, cuando los intérpretes franceses del pasado, por ejemplo Georges Thill, el corso José Luccioni y hasta el más próximo Alain Vanzo, de los que Bernheim parece continuar la gloriosa tradición, usaron una fonética más bien italianizante, que ayuda siempre en la emisión del sonido. Pero lo que más ha gustado de este nuevo Werther ha sido su capacidad de frasear, matizar el canto e interpretar con una intensidad sicológica y emotiva fuera de serie, en una actuación que ha tenido en vilo la atención del público que abarrotaba La Scala en la última función de la ópera de Massenet.
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Había mucha expectación por Benjamin Bernheim, que se ha consolidado ante la crítica internacional como un intérprete de referencia actual del repertorio romántico francés y que el público de La Scala descubrió recientemente en un recital de canto de gran éxito. El tenor ofreció una actuación espléndida que se comparó favorablemente con las actuaciones legendarias de los grandes que triunfaron con este papel en el pasado. Su línea de canto, suave y melosa, se caracteriza por un absoluto dominio técnico, gracias al cual Bernheim consigue pasar con soltura desde delicadas medias voces hasta notas altas plenas y bien proyectadas. Además, igualmente destacable es la riqueza de colores profusa en un fraseo siempre matizado y cuidado. Un Werther transformado en todas sus facetas, de amante ardiente a héroe decadente, un personaje eficaz y exitoso en cuadrilla, diseñado con la sabia elegancia y compostura de un instrumento estilísticamente impecable. Como era de esperar, su conmovedora interpretación de “Pourquoi me réveiller” fue uno de los momentos más emotivos de toda la velada.
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